El Ruido Exterior

"Cuando tomas una decisión en tu vida, toda una audiencia espera para darte su opinión"

Cuando tomamos algún tipo de decisión en nuestras vidas y por obligación tenemos que compartir esta decisión con el resto del mundo, hay algo que nunca falta: la opinión de los demás. 

Imagina que tienes una idea de negocio y decides ponerla a la práctica y por supuesto, comunicarla a tus amigos y familiares, con ese entusiasmo y pasión que nunca falla en los emprendedores. Pero de repente pasa que a raíz de todos los comentarios que recibes, mayormente negativos, la idea no parece tan factible y hasta el entusiasmo por la empresa en gestación, se reduce casi a cero. La experiencia nos ha demostrado que muchas veces es mejor no compartir ideas hasta que estemos 100% seguros de lo que queremos lograr. 

Sin embargo y sobre todo cuando se trata de un nuevo negocio, y por necesidad de publicidad, es casi imposible dejar de difundir nuestra idea, por lo que ese ruido exterior es algo con lo que tenemos que vivir (si queremos permanecer en sociedad y no habitar como ermitaños en el Pico Duarte) pero que de igual forma debemos aprender a manejar y sacar el mejor provecho de esta situación.

1) Las cosas se toman de quien vengan: A veces es más conveniente compartir tu idea con un extraño que con las personas que te conocen. Aquellos que te aprecian tomarán tus ideas de forma más sentimental que una persona imparcial. En este caso, puedes convocar en grupo o por separado a personas experimentadas en varias áreas de los negocios (Finanzas, RRHH, Mercadeo, entre otros)
que no estén ligadas a ti y que puedan darte una visión objetiva de tu nueva empresa.

2) Consejo y Sugerencia: Cuando compartes un problema con un terapeuta, por ejemplo, notarás que su tono no es de dar un consejo, es más bien un tono de sugerencia, por lo que aprende a diferenciar entre uno y otro. El consejo es casi una imposición, mientras que en las sugerencias hay libertad de acción ya que las responsabilidades son básicamente de quien ejecuta, creando independencia en este y asumiendo la culpa si algo sale mal.

3) Toma tiempo para meditar entre una y otra sugerencia: Luego que aprendas a separar los consejos (bien intencionados y mal intencionados) de las sugerencias, anota estas últimas y toma un poco de tiempo para investigar los pro y los contras de cada una de ellas. Imagina que tienes un diagnóstico médico que no te convence y para el cual debes buscar una segunda, hasta tercera y cuarta opinión. Pero sobre todo, apártate un poco del ruido del mundo, ya que es en el silencio, donde se escuchan las mejores respuestas.