En Futura RD, predicamos sobre la felicidad, la atención plena y el bienestar.
Eso tiene muchos submundos, como el despertar de la conciencia, la habilidad de desaprender, el don de la aceptación, vivir el presente, conocernos muy bien, trabajar nuestros traumas, la capacidad de evolucionar y asumir los cambios con valentía. Entre otros.
A manera personal y específicamente, vivir el presente, me cuesta mucho. Sobre todo cuando hago planes a futuro. Me encanta viajar y la felicidad para mi en gran medida la representa tener algún viaje, sobre todo para ver personas queridas, saborear comidas distintas y conocer lugares nuevos. Si no tengo ningún viaje planificado, ya sea por falta de tiempo o de dinero, me entra la comezón de la inquietud. El mindfulness o la práctica de la atención plena, me ha ayudado mucho a aquietar este corazón atropellado por las prisas. Ese es mi gran reto: "Si no está pasando nada, no importa. La vida es eso muchas veces, una espera interminable. En muchas ocasiones, esas esperas no dependen de ti."
Por lo tanto, me recuerdo constantemente que debo practicar lo que promuevo. Debo concentrarme en el presente, en mis rutinas, no vivir tanto en el futuro, y aprovechar el día a día. Encontrar placer en la cotidianidad: Ver a mis hijos crecer y desarrollarse, los paseos por el vecindario con los perros (mis constantes compañeros), las comidas que preparo a veces tan aprisa, los correos un viernes en la tarde de mis clientes, las conversaciones nocturnas con el amor, las actividades familiares, los talleres que imparto con tanta pasión y muchas otras maravillas que me pasan. Así que, procuro enfocarme en el viaje y no en el destino, ya que al fin y al cabo, ¡La vida es todo lo que pasa mientras haces otros planes (John Lennon)!
¡Que viva el presente!
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