Ahora estás en el piso y luego estarás en el cielo
Uno de los principios básicos de la felicidad es entender y aceptar que todo cambia y/o acaba. Mientras más nos aferramos a perpetuar el estado de algo o alguien, cuando este invariablemente evolucione, sufriremos. Debemos estar preparados.
En tu vida laboral, por ejemplo, puede llegar un nuevo líder con una forma totalmente diferente de gestionar las cosas. O en el peor de los casos, puedes verte despedido, sin empleo y debes asumir la búsqueda de una nueva posición laboral. La compañía donde eres empleado puede irse a la bancarrota, pueden haber fusiones, alianzas, compras y ventas. Con esto en mente, prepárate mejor, no quemes todas tus naves, sigue haciendo networking (aunque parezcas imprescindible no lo eres), ten varias opciones de actividades que te apasionen a las cuales te puedas dedicar como un plan alterno a lo que actualmente haces. ¡No pongas tus huevos en una sola canasta!
Ninguna relación es lineal. Tiene sus altas y sus bajas y con el paso del tiempo va cambiando o desapareciendo, pero nunca permanece igual. Hay momentos de mucha satisfacción y hay momentos de crisis. Habrá épocas de mucha incertidumbre y es ¡totalmente normal!
Para estar preparados para los cambios, podemos:
1) Anticipar el cambio, identificando las señales que se presentan
2) Adaptarnos con rapidez y estar listos para hacerlo de nuevo
3) Disfrutar los cambios y asumir que si no cambiamos, nos extinguimos
4) Movernos en sentidos diferentes para encontrar el cambio, provocarlo
5) Reconocer que el miedo que crece en nuestras mentes, es el peor de todos
Sin embargo, no podemos ver los cambios como un camino sin salida, sino como el inicio de algo diferente, seguramente, mucho mejor.
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