Todo parece tan fútil al enfrentarnos con tragedias de cierta magnitud, como la muerte de un ser querido, la pérdida de un empleo cuando tienes mil y un compromisos, un divorcio inesperado, y a gran escala, una guerra, un desastre de la naturaleza.
¿Cómo hablar de aceptación, desapego, alegría, bienestar o cualquier otro concepto igual cuando no existe ningún tipo de consuelo ante ese momento de sufrimiento y muchas preguntas? Solo podemos esperar que el tiempo pase y las heridas vayan cicatrizando.
Nosotros, los que de alguna forma somos testigos de los momentos realmente difíciles de un tercero, es en tiempos así cuando necesitamos replantearnos muchas cosas y recurrir a la compasión y al amor por el prójimo, sin ningún tipo de protagonismo.
Un abrazo y un día de silencio por todos los que hoy sufren.
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