Hasta hace unos pocos años (y quizás meses) tener un manual donde te indicaran cuales eran tus funciones exactas y seguirlas al pie de la letra era una forma segura de quedar bien en tu lugar de trabajo. En el pasado, creemos que así nacieron las descripciones de puestos en algún punto del camino, como una manera de organizar las cosas ya que todos debían saber exactamente cual era la labor a desempeñar.
Sin embargo, con las nuevas generaciones coincidiendo y siendo productivos en los lugares de trabajo, ya no importan tanto las tareas sino los resultados y sobre todo salirse de la línea al dibujar, intentando cosas nuevas que puedan mejorar nuestros negocios, ya sean propios o donde laboremos.
Aquellos colaboradores que quieran sobresalir en sus empresas deben ejecutar tareas que vayan más allá de lo que está escrito. Aquellas organizaciones que quieran ganarle a la competencia deben sacar a la luz lo mejor de sus colaboradores. Y en ambos casos, esto solo se logra siendo flexibles, llevando a cabo un trabajo con pasión, creando cambios y causando un impacto sobre las emociones de las personas.
El trabajo diferente al resto no es aquel donde te enfocas en la cantidad de seguidores en tus redes sociales, por darte un ejemplo, sino aquel donde estés completamente enfocado, gestionando de forma perfecta tus decisiones y no tu tiempo. El trabajo diferente al resto es aquel donde logras tus objetivos a largo y a corto plazo a través de cumplir tus fechas límites y poner en el debido orden tus prioridades. El trabajo importante es aquel que se diferencia de los del montón.
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