"Mi alma y mi mente pueden ser como estas aguas calmadas"
En esta vida donde la mayoría de los seres humanos siente una innegable y constante insatisfacción, buscamos uno o varios refugios, es decir alguna actividad o persona que nos haga sentir bien y seguros. Este "refugio" puede ser un cuerpo perfecto, una relación amorosa, los hijos, una profesión, un deporte extremo, un trabajo, un negocio, la familia. Son incontables.
Sin embargo, y para los que hemos saltado de refugio en refugio, nos damos cuenta de que al final nada parece llenarnos por completo, por lo que puede llegar un momento en que no nos quede más remedio que tratar de alcanzar la satisfacción con estrategias que sean más eternas.
Para mi, esta nueva estrategia tiene que ver más con lo que sale de adentro y no de lo que llega de afuera. Con el control de lo interno y no de lo externo.
Por ejemplo, no puedo controlar lo que hagan mis amigos, colaboradores o seres queridos en general, es decir, la gente que me duele, pero si puedo controlar mis reacciones ante los actos de los demás. Esto en gran medida, tiene que ver con la espiritualidad y con la mente. Controlando mis reacciones y controlando mis pensamientos puedo desarrollar un estilo de vida más pleno, caracterizado por la paz, la tranquilidad y el convencimiento de que la vida "es lo que es" y que muchas cosas no pueden cambiarse pero si cambiarnos.
Esta es una estrategia que tiene mucho que ver con la disciplina y no con el conformismo. Tiene que ver con ser felices sin importar lo que pase y no con la indiferencia. Tiene que ver con pasar a la acción sin detenerse a lamentarse y no con la pasividad. Tiene que ver con el desapego y no con la obsesión. Tiene que ver con lo que dura para siempre y no con lo que es placentero temporalmente.
Mi cuerpo, las cosas materiales, esas no duran para siempre. Mi alma y mi legado, si.
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