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¿Sana Competencia?



Nunca me consideré una persona competitiva, hasta que mi sobrina de diez años me comentó que yo era la persona más competitiva que ella conocía. Curiosa, debido a esta afirmación de una persona tan joven y tan sabia, hice un auto-análisis sobre mi conducta para descubrir si en realidad tenía yo este rasgo en mi carácter. Luego de varios viajes mentales al pasado, me di cuenta de que en realidad no, ya que nunca me ha causado molestia "que el vecino tenga la grama más verde que la mía". Siempre he sido una persona colaboradora, y generosa, sin ningún tipo de "hambre" por lo material. 

Lo que me llevó al siguiente análisis e instrospección. ¿Podría esto llegar a ser contraproducente en mi vida laboral? Entonces, en el mundo de los negocios: ¿Es bueno o malo ser competitivo? Me decidí a investigar un poco sobre esta cuestionante. 

Descubrí que competir es algo inherente al ser humano ya que nos debatimos incesantemente por ser mejores que los demás. Aunque la perfección no es humana, el sentimiento de competir para serlo, si lo es.

Pero, lo contrario a competir, que es la colaboración mutua también es parte de la humanidad. Aunque nos empujen desde muy jóvenes, a través de la publicidad o de la educación, a arrollar a los demás para obtener más triunfos, en el sentido opuesto, la colaboración nos conduce a la abundancia y a la creatividad. "Dos cabezas piensan mejor que una". Nada mejor que una buena lluvia de ideas con tus socios o amigos para generar pensamientos creativos. 

Por lo que es claro que la competencia tiene un lado muy oscuro. De acuerdo a la página web www.grOwing.com, competir es "un modelo de crecimiento obsoleto e ineficiente", ya que crea mucho estrés y donde solamente hay un ganador. Además, competir cambia el proceso de lograr metas y no provoca la colaboración entre los participantes, un modelo de negocio que se vislumbra como la solución futura del mundo en desequilibrio en el que vivimos.

Así que competir solamente es bueno, si lo haces contra ti mismo. Por ejemplo, competir con tu lado perezoso para levantarte de la cama más temprano y adelantar ese proyecto que tienes retrasado. Porque al final de cuentas, la colaboración te genera más beneficios y te hace más fuerte. 


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