Para mí fue un shock escuchar este comentario de un desconocido en medio de una reunión social y no en broma: "realmente pienso que soy la persona más apta e inteligente del grupo." En ese momento imaginé tantas cosas tan rápidamente y fue algo como "Claro! no creo muchas personas sientan simpatía por usted", o "Vaya!, debe tener un grupo de amigos bien limitado". Tuve que hacer un esfuerzo increíble por no responderle con algún reproche o palabras venenosas llenas de sarcasmo.
En el medio de mi rabia y mi mutismo, mientras mi cerebro preparaba una respuesta sagaz y elocuente, me di cuenta que para entender a plenitud lo que quiso decir este señor con su comentario, debía dejar a un lado la parte del "juez" en mi, y que debía escucharlo e indagar con más profundidad sobre lo que realmente escondían sus palabras. Luego de hacerle algunas preguntas directas y de oirlo, me quedó bien claro que el individuo si era arrogante y que en realidad si tenía pocos amigos. Lo sorprendente e interesante fue, que yo le caí de maravilla y el susodicho deseaba que nos reuniéramos de nuevo en otra ocasión. Llegué a la conclusión de que el no haberlo juzgado y el haberlo escuchado jugaron un papel preponderante en su decisión de convertirme en su nueva BFF (best friends forever) y aunque estoy segura que al final voy a esquivar sus invitaciones futuras, me llevo la satisfacción de saber que del extraño momento saqué una buena moraleja.
Y fue de esta experiencia que aprendí cómo caerle bien a los demás, a todo el mundo, sin importar la clase de persona que sea, eso sí, entiendo que esto pueda ser casi un esfuerzo sobrehumano.
1) Primero, tratar de no juzgar cuando las personas hagan comentarios o historias sobre su vida, que nos pudieran escandalizar o que fueran moralmente reprochables. Siempre y cuando no nos estén haciendo cómplices de un crimen, podemos escuchar con empatía lo que nos dicen los demás sin que se sientan juzgados. Eso hará una gran diferencia.
2) Morderte la lengua para no expresar tus opiniones, es decir, echar a un lado tu ego y tus deseos de hablar sobre ti y convertir a tu interlocutor en el protagonista de la conversación. Sobre todo cuando visitamos clientes debemos convertir esta forma de comunicación en una regla de oro. "No es sobre mi, es sobre ti". Controla el hábito de decir lo que piensas por una vez al menos, sobre todo si vas a intentar sacar ventaja de dicha conversación, como un nuevo consumidor de tu producto o servicio.
3) No te enfoques en lo que quieres comunicar, dirige tu mente hacia lo que la otra persona está diciendo. Realmente ponle atención, no pretendas que estás escuchando si no lo estás haciendo. Otra práctica que debe convertirse en regla de oro para los momentos en que estás tratando de conseguir amigos o contactos importantes.
No Interrumpas. No juzgues. No valides. Haz preguntas. Y lo que nunca falla es, sonreír constantemente.
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