Es imposible tener una empresa sin que toque hablar en público alguna vez. Es parte de mercadear tu marca y tu servicio. Explicar quien eres y para que sirves, ante una numerosa audiencia, es la oportunidad que cualquier dueño de negocio tiene y que debe aprovechar. Por eso, los que saben de marketing, nos recomiendan el networking, conferencias, charlas, actividades sociales, étc. Si alguna vez pensaste que podías ser parte del emprendimiento y ser un fantasma al mismo tiempo, te doy la mala noticia de que es prácticamente imposible.
Así que esa "primera vez" llegó para mi en una actividad hace menos de una semana, ante un público más o menos concurrido y muy especial por tratarse de jóvenes emprendedores y clientes prospectos. Tenía todo listo, un guión, una presentación en Power Point (que por cierto la empresa Amazon las odia), y un micrófono en mi mano. Pero de repente, no sé muy bien porqué, las cosas no salieron como estaban planeadas. Se supone que la "experta" habla y demuestra su dominio sobre el tema y dominio sobre el escenario. Claro, domino el tema porque "respiro" mi empresa, pero no contaba yo con que las hormonas femeninas de las que tanto hablan me iban a traicionar. Si, esas mismas hormonas, culpables de que tilden a las mujeres de ser muy emotivas y muchas veces incapaces de tener el control (Hillary Clinton, no sé como lo logras). Cuando llegué a la parte de "Como pasé de la Idea a la Acción", en letras muy pequeñas, debajo, al final de la lista, y no por ser menos importante, decía: "Mi Hijo Eric". Y...la pesadilla de cualquier presentador ocurrió, me falló la voz, me emocioné y la disertación profesional se fue al carajo. Y esto ocurrió por una razón: Porque en ese momento, me llegó al corazón que sin él no hubiera podido lograrlo y porqué lo recordé ayudándome en los primeros días durante la apertura, mi querido hijo, sacrificando sus días de vacaciones, tomando el teléfono en la recepción.
Es posible que no haya logrado captar clientes o que mi mensaje sobre incentivar mi servicio de asesoría a las nuevas empresas con costos accesibles, no haya llegado muy claro. Es posible que siempre me recuerden como "la mujer que casi se puso a llorar en medio de la presentación" y no por mi nombre, pero también es cierto que aprendí dos lecciones invaluables: Uno, lo afortunada que soy por tener los hijos que tengo, y dos, que de vez en cuando me tocará dar la verdadera cara, no esa que nos ponemos para esconder nuestras debilidades y aparentar lo que no somos, sino esa que dice, "Hoy no hay Branding, esta soy yo, realmente como soy". Comenté con una buena amiga el caso, y para consolarme le dije: "Dicen que las emociones venden" y me eché a reír.
No recuerdo en que libro leí una anécdota sobre el propio escritor y sobre como la primera vez que se paró ante un escenario para hablar en público, según sus propias palabras: "lo hizo fatal". La buena noticia, creo, es que él alega que con el tiempo y la práctica, cada vez más le salía mejor. Confío en que este será mi caso..algún día, si me vuelven a invitar a hablar en público.
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