Ahora que en República Dominicana, la palabra Emprender está de moda (y está de moda no porque haya surgido recientemente, sino porque la gente se muestra mas interesada en aprender sobre el término y todo lo que significa), es bueno recordar que iniciar una empresa, no es necesariamente, para todo el mundo. Sin embargo, aquellos que quizás si están equipados en la vida para tener su propio negocio, están detenidos por las ideas equivocadas. Peor aún, los que no están realmente preparados, por tener otras ideas equivocadas, están emprendiendo y quizás fallando en el camino.
Parece complicado, pero no lo es. Es tan simple como que hay mucho ruido, malos consejos y conceptos preconcebidos que no nos ayudan mucho. El emprendimiento, como toda tendencia, está plagada de mitos. Estos son los principales:
1) El Mito del Dinero.
Para emprender hay que tener dinero. Para hacer dinero hay que tener dinero. No es cierto. El monto para iniciar una empresa va a depender de la idea del negocio. Existen muchísimas buenas ideas que inician con nada o poco capital. Para hacer dinero solo hay que trabajar duro, trabajar largas horas, respirar tu negocio e innovar constantemente para no aburrir al consumidor o cliente, entre otras cosas.
2) El Mito de la Idea.
Para tener éxito se necesita una gran idea. Este mito paraliza a los prospectos emprendedores, pensando que deben surgir con un nuevo invento para iniciar un negocio. Si así pasa, y ese invento es una necesidad y se "pega" entre las masas, entonces ¡Qué buena suerte!, pero no siempre esto ocurrirá. Para triunfar en el mundo de los negocios, se puede incluso tomar un modelo ya conocido e innovar sobre este. Darle un giro inesperado. Sugar Treats Bakery en Santiago hace dulces, pero no son los mismos dulces que hacen todos los demás Hasta ahora, este es un modelo de negocio conocido, con un "twist" que lo hace exitoso y diferente. Y delicioso!
3) El Mito de la Vida Cómoda.
Cuando emprendes tu propio negocio tu vida será más fácil porque tendrás personas que lo hagan todo por ti, incluso aquellas tareas que te desagradan. Negativo. Desde el principio tendrás que hacerlo todo tu solo. Y, ¡Oh, si! incluso aquellas cosas que no te gustan tanto, como vender, pedir favores, hablar en público, sacar cuentas, étc. Es sumamente imprudente delegar tu negocio desde el principio. Aprende a hacerlo todo, desde tomar el teléfono, limpiar tus oficinas, hacer mandados, manejar el montacargas, organizar mercancía, levantarte temprano, y todo lo demás que sea necesario. El tiempo estimado en que puedes empezar a delegar y a contratar personal va desde los 2 años de vida de tu negocio, hasta los 5 años. La otra cara de la moneda: Si no has contratado a nadie o si ya contrataste pero no delegas y han pasado cinco años llevando la misma vida de ajetreo de tus inicios, te comunico que no eres un empresario, sino un auto-empleado.
4) El Mito de No Tener Jefe.
"¡Me libré de mi jefe!" Bueno, si, pero no. Es cierto que cuando inicias tu propio negocio, ya no tienes a esa persona que fiscaliza tus idas y venidas y que te llama el domingo a las seis de la tarde para preguntarte cualquier cosa. Sin embargo, te tengo una mala noticia, tienes dos personas que si van a exigir de ti mucho más que el patrón: Tu competencia y tu cliente. Un jefe crea una estructura y un control que ahora dependen de ti. Y es mucho más difícil y necesita de mucho más disciplina.
5) El Mito de la Libertad y la Riqueza.
Si dejaste tu trabajo, (es verdad que era aburrido), para tener libertad de horario y para hacerte rico de la noche a la mañana, te notifico que estás muy equivocado. Al menos que no estés haciendo algo ilícito, como vendiendo estupefacientes o tu cuerpo a domicilio, el dinero tardará un poco en llegar. La libertad también. "El que tiene tienda que la atienda", dice la famosa frase. Y es correcto. Inicias un negocio y serás esclavo de otras "pequeñeces" como noches sin dormir (pensando como vas a pagarle a EDENORTE), de clientes insatisfechos que lastimarán tu ego, de empleados deshonestos. Cuando eres un empleado, puedes salir de la oficina y desconectarte mentalmente de los grandes problemas. Además, tu responsabilidad llega hasta donde llegan las funciones de tu descripción de puesto. El dueño de un negocio en sus primeros años, tiene que velar por lo que es más pequeño, como que el plomero no ha llegado, hasta lo más grande, como que se cayó una venta largamente esperada. En cuanto al dinero, generalmente el dueño de su propia empresa tiene la disyuntiva de reinvertir o disfrutar de esos beneficios que si todo va bien, eventualmente llegarán.
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