De acuerdo a un estudio realizado en el 2014 por el McKinsey Global Institute, en México los micro comercios (aquellos con 10 o menos empleados) crecieron solamente un 6.5% en comparación con los grandes negocios que tuvieron un crecimiento del 10%, lo que indica, que posiblemente, haya una especie de desmotivación generada por la falta de equilibrio al competir con "los elefantes" como son conocidas las grandes empresas. Y es que es obvio, que quien tiene más dinero para invertir en publicidad, infraestructura, y acomodar a la gente, conseguirá más clientes.
Cuando en Estados Unidos notaron por igual una disminución en los emprendimientos, que por regla general resultan iniciando como negocios pequeños, comenzaron a investigar las causas y entre las razones dadas por los encuestados para no emprender, estaba la competencia de los grandes. Y con esto quiero referirme al emprendedor medio, el cual suda gotas de sangre por su negocio, ya que quizás no cuenta con los fondos necesarios para un crecimiento repentino y sostenible.
Y si se da el caso de que el pequeño o mediano negocio, ya está establecido, su mayor pesadilla es que llegue a su entorno físico, geográfico, un "monstruo" de competidor, porque monetariamente hablando, no puede hacerle frente a esta clase de obstáculo. Una pequeña y desconocida publicitaria Vs. una gran firma reconocida mundialmente; una tienda por departamentos que ocupa un bloque completo Vs. una boutique en una plaza desierta; un pequeño gimnasio con algunos clientes leales y con menos presupuesto Vs. un gimnasio que se regodea en ser "el más grande del Caribe", por citar algunos ejemplos.
Basta con llegar a las 7:58 de la mañana a una de las grandes cadenas de supermercados, para ver la gente apiñada en la puerta para entrar aún antes que abran (el sueño de cualquier comerciante) e ir a la misma hora a un pequeño supermercado y solamente ver al dueño abriendo sus puertas, sin nadie esperando por él.
No hay fórmula mágica para desafiar a los grandes competidores, pero si algunos cambios que pueden ayudar al mantenimiento del pequeño o mediano negocio. Y esto se traduce en dos palabras: Innovación y Visión.
Innovación porque el negociante debe mantenerse constantemente innovando sin esperar a que le pongan la competencia al cruzar de la calle. No dormirse en sus laureles, desechando la idea de que el negocio pueda tener momentos de baja. Y visión, porque muchas veces, el pequeño comerciante se conforma con lo que tiene y no proyecta un avance con el paso de los años, que se reflejará en más clientes y más dinero. No hace cambios, no invierte y permanece detenido en el tiempo. No se vislumbra como una multinacional, sino que se conforma con ser una pequeña o mediana empresa para toda la vida.
Y como buen emprendedor no podemos dejar de ser un poco soñadores pero sí debemos ser un poco más realistas y reconocer que muchas veces, nuestra versión no terminaría como la versión bíblica: Con el pequeño David, venciendo al gigante Goliat.
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