En días pasados me encontraba en una cena de negocios y escuché a uno de los comensales decir que "odiaba los lunes". Lo decepcionante del caso es que esta persona era un "dueño de negocio", lo que me pareció algo muy triste. Llegué a la conclusión que, como en los matrimonios, cuando una persona tiene una empresa, debe pensar en mantener encendida la llama del interés. Para este hombre, lo que en un principio fue un negocio apasionante, con el tiempo dejó de serlo.
¿Cómo evitar que esto nos pase a nosotros?
Es tiempo de cambiar. Pero no hablamos de cambiar el negocio, sino de cambiar la actitud ante la vida actual y cambiar los hábitos, lo que hacemos y pensamos, día a día. Es probable que si tú estás aburrido, tus clientes también lo estén, porque este aburrimiento es algo que se transmite. A veces, hasta cambiar el orden en que haces las cosas, puede resultar en la vuelta que tu vida necesita. Por ejemplo, si vas al gimnasio en las mañanas, haz el esfuerzo y empieza a ir en las tardes. Conocerás nuevos amigos, que se traducen en potenciales nuevos clientes.
También es tiempo de iniciar un nuevo proyecto. Cambia por un tiempo las reuniones con tus demás amigos emprendedores, donde hablan incansablemente de negocios, por clases para aprender un nuevo idioma, quizás alemán o mandarín. No estamos diciendo que te olvides de tu negocio, simplemente que le des un vuelco a tu rutina.
No debemos olvidar que una de las cualidades más importantes de un emprendedor es la pasión que siente por su profesión. Para la mayoría de los emprendedores, los lunes son los mejores días, pero esto es, porque hacen lo que aman y no sienten como si estuvieran trabajando.
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